BARRERAS EXTERNAS
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Las barreras externas se encuentran delimitando nuestro organismo en contacto con el exterior. Son barreras físicas, químicas o biológicas. Se caracterizan por ser inespecíficas e innatas. Estas barreras son: Los epitelios, externos, como la epidermis de la piel, e internos, como los que tapizan el tubo digestivo, que funcionan como un muro, debido a lo unidas que se encuentran sus células. La epidermis de la piel es un tejido prácticamente impenetrable por los microorganismos, gracias a que esta formada por una gruesa capa de células queratinizadas, que tienen una continúa descamación de células muertas, lo que impide que los microorganismos se adhieran a ella. Así mismo sus secreciones sebáceas (ácidos grasos libres, alcoholes céreaos) y el sudor (ácido láctico, aminoácidos, ácido úrico y amoniaco, su acidez es de pH 5.5) contienen ácidos grasos bactericidas y fungicidas que constituyen un mecanismo protector muy efectivo. Las membranas mucosas, envuelven las estructuras que están abiertas al exterior, como la boca, el ano o la vagina. El mucus producido en estas zonas impide la fijación de microorganismos a sus paredes. Existen también sustancias químicas que impiden el desarrollo de microorganismos, como el cerumen de la oreja o la lisosima de las lágrimas. La cubierta mucosa adhesiva del aparto respiratorio actúa como una trampa para las partículas inhaladas. Los cilios impiden la entrada de sustancias extrañas. También la flora bacteriana normal, alojada en la boca, en el intestino o la vagina, impide el desarrollo de hongos o bacterias ajenos a esta flora. |
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